Observatorio de la Infancia en Andalucía OIA-A OIA-A youtube OIA 2.0 facebook twitter rss contacto
Está usted en: Inicio > Entrevistas

Entrevista a Juan Mata Anaya.



Juan Mata Anaya, profesor del Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad de Granada y escritor.


La televisión ocupa la vida de las personas y sobre todo de los más pequeños. Ante esta situación, qué recomendaciones daría a los padres para fomentar la lectura en los más pequeños (niños y niñas menores de 6 años).

No creo que sea conveniente invocar la televisión siempre que se quiera hablar de la lectura. Es un error en el que se incurre continuamente. La televisión, sobre todo en el caso de los más pequeños, puede tener efectos nocivos sobre cosas más importantes que la lectura. Sobre el juego, por ejemplo. O sobre la relación de los más pequeños con los padres o los hermanos. Se suele pensar que el tiempo que un niño pasa ante el televisor (objeto maldito) es un tiempo restado a la compañía del libro (objeto virtuoso). Lo cual no es del todo exacto. Planteadas así las cosas, no podemos esperar más que decepciones y desorientaciones. Pienso que sería mejor para todos si la cuestión de la lectura se presentara sin necesidad de meter a la televisión de por medio.
Conviene entonces preguntarse qué deberían hacer los padres para crear amor por los libros. Y la respuesta es bien sencilla: estar dispuestos a invertir tiempo en leer con sus hijos. No hay más fórmula secreta que ésa: elegir buenos libros de la biblioteca o comprarlos en la librería para ir creándoles la suya propia, sentarse junto a ellos y leerles en voz alta con paciencia, responder tranquilamente a sus preguntas, contarles cuentos antes de dormir… Y así un día y otro y otro. Tarde o temprano esos gestos rendirán sus frutos. Y si no los rinde en la forma prevista, es decir, si al fin no se logran lectores apasionados, se habrá propiciado al menos una magnífica relación afectiva e intelectual de los niños con los adultos. Conozco pocos niños que prefieran ver la televisión a jugar o conversar con sus padres. No veo, pues, que los libros y el televisor sean enemigos irreconciliables.


¿Qué papel puede jugar el tebeo en el fomento de la lectura?

Con los tebeos ocurre lo mismo que con la televisión. Sobrevive la idea de que su lectura distrae de lecturas más elevadas o que desvía del camino que conduce a libros de calidad. Pero esa interpretación es asimismo errónea. Para empezar, muchos tebeos son en sí mismos extraordinarios. Basta con preguntar a los buenos lectores adultos para saber que en la mayoría de los casos hubo tebeos en su prehistoria como lectores. No hay que tenerles miedo. Hay tebeos, además, que son verdaderas joyas literarias… que comparten estantería con vulgaridades, claro. Pero igual sucede con los libros. Lo que me gustaría señalar es que la defensa de los libros no puede hacerse nunca a partir de la descalificación de otros géneros percibidos como competidores. Ése no es el camino.


¿Cómo se relacionan la expresión oral, los títeres, el teatro y la literatura infantil?

Todo amor por la literatura comienza con las nanas, las retahílas, las canciones, los trabalenguas, los cuentos, los juegos de palabras. La literatura es originariamente oral y durante la primera infancia es el oído el principal sentido para recibirla. Y, en el fondo, nunca nos cansamos de usarlo. ¿A quién no le satisface, aun de mayor, escuchar narraciones o poemas? Leer es una actividad más ardua. Los títeres, el teatro, los juegos… son expresiones distintas de una misma voz. Y las buenas historias pasan de un ámbito a otro, de los libros al escenario o viceversa, como quien pasa de una habitación a otra dentro de una misma casa.


No toda publicación para niños es literatura y dada la diversidad de los materiales que son susceptibles de ser denominados literatura infantil, cuáles son las características que deben reunir estas obras.

Intensidad, maravilla, humor, sutileza, seriedad, buenas ilustraciones, hondura… Es decir, las mismas cualidades que exigimos a la literatura de adultos.


Podría recomendar dos obras literarias, una para los niños y niñas de 0 a 3 años y otra para los de 4 a 6 años.

Mejor tres para cada tramo de edad. Para los más pequeños: Buenas noches, luna de Margaret Wise Brown; La pequeña oruga glotona de Eric Carle; Historias de ratones de Arnold Lobel. Para los más grandes: De verdad que no podía de Gabriela Keselman y Noemí Villamuza; Elmer de David McKee y El topo que quería saber quién se había hecho aquello en su cabeza de Werner Holzwarth y Wolf Erlbruch. Y para todos: Donde viven los monstruos de Maurice Sendak.



Creative Commons License
inicio | contacto |  licencia creative commons | accesibilidad | mapa