Cerebro adolescente: ¿por qué la adolescencia en los chicos y chicas es diferente?


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Año: 2011

Autor: López Moratalla, Natalia

Otros autores: Bernar, Carlos ; Sueiro, Enrique

Lugar de Edición: Pamplona

Editorial: Universidad de Navarra

Año de edición: 2011

Serie: Los secretos de tu cerebro

Idioma: Español

Fuente: Canal YouTube de la Universidad de Navarra

Formato: Web

Observaciones: Duración: 8' 24"

Temáticas: Psicología, Salud

Descriptores: salud, psicología y psiquiatría, neuropsiquiatría, neuropsicología

Resumen:

¿Es inevitable la crisis de la adolescencia? ¿Por qué no afecta por igual a chicos y chicas? ¿Qué es genético y qué es cultural y educacional en las conductas de riesgo de algunos adolescentes?

Las neurociencias permiten hoy una respuesta rigurosa a esas y otras cuestiones. Es un hecho que el cerebro madura paulatinamente desde la pubertad a la juventud con un patrón preciso que depende de las hormonas femeninas o masculinas. La onda de maduración parte de la nuca y alcanza las áreas frontales, que controlan y aúnan lo afectivo y lo cognitivo, hacia los 18 o 20 años.

Esta es una de las conclusiones del tercer vídeo de la colección "Los secretos de tu cerebro" que, en una veintena de trabajos de divulgación, pretende analizar, resumir y comunicar qué dicen las neurociencias de vanguardia sobre el cerebro. Se trata de un proyecto de la Universidad de Navarra, dirigido por la catedrática de Bioquímica Natalia López Moratalla, en colaboración con Carlos Bernar, especialista en Comunicación Audiovisual; y Enrique Sueiro, doctor en Comunicación Biomédica.

El vídeo destaca que en los adolescentes se despierta el querer saber quién soy y cómo soy. En general, en ellas su cerebro se hace muy sensible a los matices emocionales de aprobación, aceptación o rechazo. El estrés se dispara ante los conflictos en las relaciones con los demás o ante un peligro y se relaja con las conversaciones en las que comparten su intimidad. Gracias a que los estrógenos activan la liberación de dopamina -hormona de la felicidad- y de oxitocina -hormona de la confianza- que a su vez alimenta ese impulso en busca de intimidad.

En los chicos la elevación de la testosterona les hace casi literalmente querer desaparecer del mapa social.  Disminuye en ellos el interés por el trato social, excepto en lo que se refiere al deporte y al sexo. La vasopresina (hormona de las energías masculinas) les permite gozar con la competitividad y desear mantener su independencia. Necesitan ocupar su puesto en la jerarquía masculina.

La onda de maduración puede seguir su dirección y ritmo natural o cambiar al recibir el impacto de las experiencias con diferentes personas, situaciones y conductas atípicas. Algo que en un cerebro naturalmente vulnerable está en el origen de patologías psíquicas que aparecen a lo largo de a vida.

Aunque no de una forma tan acusada, el cerebro permanece expuesto a cambios toda la  vida, dependiendo de las experiencias, decisiones, convicciones y valores que vayamos asumiendo. Siempre tenemos la posibilidad de desarrollar hábitos y también rehacer los circuitos distorsionados a lo largo del tiempo, con nuestros actos (resumen sacado de la web de la Universidad de Navarra).

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